martes, 1 de diciembre de 2009

Solo un alma.


No son solo palabras. Cuando te digo te quiero, el viento, el mar y las estrellas acompañan al únisono el crepitar de las llamas sobre el cielo.
No son solo palabras. Mis actos son sinceros. Qué importa sufrir el dolor cuando durante unos solos segundos cuando pude sentir el real amor, cuando bajo tus besos me fundo siendo yo el mayor de los aceros, cuando bajo tus caricias me enredo en un sinfín de deseo.
Y no es tu cuerpo molde perfecto para los demás sentidos, pero con nuestros corazones unidos, cae la beldad de tu espíritu, la belleza de tu ser esculpido, el reflejo de octava maravilla con mis ojos contemplada, la dulce miel que mi ánima marchita, empalaga, y se alimenta.
Y ahora nuestros cuerpos yacen encontrados.
En aquel bar donde el último día nos besamos, allí me encontré morir a tu lado. No cabía duda, que si alguna vez existiera paraiso volvería a aquel lugar con los ojos vendados, estando tu a mi lado, observando nuevamente, como las columnas soportaban la música, los humos de los cigarros nublaban nuestros sentidos, como algún humorista conocido se tomaba algo a nuestro lado, y nosotros sin embargo, seguíamos besándonos.
No importaba nada más que nosotros, dos corazones unidos, dos corazones exarcebados, con música jazz sonando de fondo, indicando que la pasión y el amor se hallaba a nuestro lado.
Dime tu el valor de un dolor no llegado, si cada segundo contigo a tu lado, vivo en un paraiso, muero en vida, sollozo reliquias pasadas, conozco del mundo todas las maravillas y sigo pensando que todos los segundos conocidos contigo son mi designio humano.
Dejé de soñar cuentos dorados, donde princesas cabalgaban a lomos de un jamelgo blanco, donde los caballeros suspiraban por enamorar a su princesa durmiente, donde el valor y la nobleza, la justicia y la leltad son sinónimos de seres pudientes y de almas blancas, deje de soñar, porque a tu lado se convierte en mi realidad. Eres la princesa de mis sueños, la dama blanca que anhela mi espada, eres la vaina que ahoga mis sentidos, eres tu, mi amada. Los cuentos dejaron de ser para niños, porque yo, siendo hombre siento que los vivo, son mi realidad, y yo solo soy tu más humilde siervo.
Y así eres, sinónimo de mi belleza. Eres la fuente donde arrojo las monedas de mi deseo, eres el alba que anuncia mi despertar, no eres más que tu.
Considerome bohemio, porque en mis palabras encuentro ahogado tanto sentimiento que ni siquiera puedo describirlo en todo lo que aqui te escribo. No encuentros palabras para dignifciar o magnificar cuanto a tu lado he vivido, y no puedo reflejar con las letras un sentimiento que en mi yacía dormido, apaciguado, tan solo en letargo, porque dos almas gemelas cuando se encuentran hacen despertar tal pasión...y así que solo te diré, con ánimo...te quiero.
Sólo somos un único corazón.

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