No es que no te quiera, es sólo que vivo por ti.
No es que no te ame como debiera, es que pierdo mi universo cuando estoy dentro de tus ojos, cuando tus manos se pierden entre mis devotos pensamientos, todos ellos y únicos para ti.
Y es que la vida a tu lado se convierte en armonía, decisión y sabiduría, ya que completas mi alma, mi ser, mi corazón y hasta mi propia piel. Alma gemelas de rasgos continuos, soñadores sin sentido que pierden su mente cuando el uno está junto al otro.
Y una lagrima cae cuando no estas, y una rosa se marchita cada vez que tu te vas.
Pero que importancia tiene la sórdida distancia, si mi alma viaja contigo, mi corazón esta compartido, entre mi y tu ser. Pierdo la voz en el vacio cuando mediante gritos evoco tu nombre, rozo con las yemas de mis dedos tu ánima errante, que aún en tu ausencia permanece junto a mi.
Y es que te amo solo a ti.
Visité alveos en montañas perdidas, llenos de luz y alegría,pasión y concierto, naturaleza pura, belleza inmunda ya que mis ojos te pertenecen a ti. Y es que te quiero con la lozanía de un mozo escudero, que sirviendo a su caballero daría la vida sin dejar nunca de sonreir.
Te quiero.Feliz Cumpleaños
lunes, 30 de mayo de 2011
SOLO PARA ELLA
martes, 12 de enero de 2010
Agua
Fluimos y sentimos. Somos dos gotas de agua.
Transparentes y cristalinos en nuestro medio, sinceros sin lugar a duda o razón, pulcros pues no existe más pulcritud que la propia sinceridad.
Somos tan pequeños en el universo que nadie nos puede observar, somos tan pequeños; que cuando estamos juntos formamos tan solo uno, comprendiendo así nuestra inmensidad.
Porque soy gota de agua, y sin ti nimiedad y senectud.
Olvido.
Las almas que poseemos reflejan la gota de agua de nuestro alter ego, nosotros. Soy vacio en tu ausencia, sombra en tu olvido, nada cuando de mi te separas.
Y es en soledad, cuando nos perdemos entre el aire. Juntos destruimos montañas, cavamos la tierra, creamos el universo, pues somos principio y final.
Si la tristeza ahoga tu ánima, me evaporo o me hielo para fundirme en la espesura y sentir nuevamente esa penosa soledad.
Somos dos gotas de agua, y sin ti, solo el recuerdo de la última lágrima que recorrió mi rostro.
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Naturaleza
jueves, 24 de diciembre de 2009
Libertad y Vacio Parte III Desenlace
De aquella historia ya han pasado cincuenta años, y cuando la recuerdo todavia puedo observar como se estremece mi alma, como mi ánima inquieta vibra ante su presencia y recuerda con extraño sabor amargo los recuerdos de aquella nuestra juventud.
Mi mirada ajada recibe con gusto el pasado, y recuerda como ahora que mis horas están ya terminadas, como aquel mismo día que el mundo se abrió ante mis pies.
Los médicos dijeron que apenas me quedaba 1 mes de vida, pero siendo octogenario poco importa cuanto más quiera vivir, porque ya he vivido todo aquello que quisiera vivir.
Corrían tiempos dificiles. No como los que contaban nuestros abuelos, donde la hambruna, la sed y la guerra asediaban por doquier causando dolor y sufrimiento a todos los cohabitantes de mi pequeña ciudad.
Eran tiempos dificiles sin duda. Tiempos donde el amor solo era cuestión de sufrimiento y de duda, donde la revolución alcanzaba más allá de la ideología, donde las personas, en un momento involutivo, miraban hacia atrás.
A mi me consideraban un loco, creía en el verdadero amor. Y por eso, con paso aciago, y a veces cansado de decepción, recorría con vista alegre aquellos recobecos y entresijos que nos da la vida.
Creía que si te regalaban una poesía, o unos versos, el infinito azul se congelaría, y el amor tantas veces ansiado llegaría y un te quiero sería para siempre. Pero la divinidad y locuras de mis actos fue desvaneciéndose hasta perderse en el final. El estio había llegado y aquella tarde ella vestía camiseta verde, pantalón y sandalias. Estaba acompañado por un mozo joven y de buen ver, pero supe cuando nos miramos que algo había nacido en el fondo de mi interior, un extraño amor.
Los días posteriores seguimos hablando, sabíamos que hacíamos el amor con nuestras palabras y nuestros actos, y como dos niños que encienden su primer cigarro a escondidas para convertirse en unos supuestos hombres, fuimos acrecentado misterio y pasión.
Pero los cuerpos son ingratos y al final yacimos al deseo. Recuerdo como fui descubriendo con mis labios, y paso lento cada rincón de su cuerpo. Una extraña sensación de confianza nacía entre nosotros, como si hace tiempo ya fueramos novios o aquello lo llevaramos haciendo toda una vida. Y sin embargo me seguía perdiendo inquieto en cada poro de su cuerpo, en cada pliegue de sus labios, en cada gemido de sus actos. Hicimos el amor aquella vez, con una única intención..no volvernos a ver.
Yo loco de deseo, y de amor ya hacía tiempo me preguntaba que había pasado, que clase de sueño había vivido, que extraña situación había soslayado por breves instantes el indómito secreto de mi desesperanza anterior, y de mi vanidad. Simplemente amor, conduje, mientras mi cerebro negaba, mi corazón abordaba ilusión y esperanza.
Los meses pasaron y fuimos tan solo amantes esperanzados. Cada vez que la miraba, la amaba como si fuera la última vez que la iba a ver, quizá fueran mis fantasmas, quizá tan solo fuera un hálito de aquellas historias pasadas que una vez vivida regresan a la memoria para decirte que siguen ahí.
Llegó el invierno y con él una desazón invadía mi corazón. Llegaba el momento, una difícil elección, dos caminos, yo una senda oscura repleta de enigmas, o una vida sencilla pero vacia de amor. Difícil elección, y más en los tiempos que corrían. En mi corazón se anidaba la esperanza, mientras que en mi mente sabía a ciencia cierta que no existía mujer que por mi apostará, que por mi eligiera, que por mi diera su última carta.
Ella estaba allí, y su última carta fue para mi.
Ella escogió unos entresijos en pro de un amor.
Cuando el desánimo cada día más se apresuraba, cuando la monotonía de los recuerdos llegaba a mi mente, ella y solo ella lanzó un grito airado que robo mi corazón.
Ahora sonrio a la muerte. Un mes apenás me queda con vida, y solo soy un viejo decrepito que rie y sonrie a la vida, igual que a la muerte. Me tomas de la mano, y una vez más me miras como la primera vez me miraste mientras mi corazon late con la misma intensidad del ayer. El 21 de mayo cumpliremos 52 años de casados, y tras todo tipo de regalos que te hecho en esta vida, hoy te volveré a colmar con el más bonito y sincero de todos ellos.
Simplemente te quiero.
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Mi mirada ajada recibe con gusto el pasado, y recuerda como ahora que mis horas están ya terminadas, como aquel mismo día que el mundo se abrió ante mis pies.
Los médicos dijeron que apenas me quedaba 1 mes de vida, pero siendo octogenario poco importa cuanto más quiera vivir, porque ya he vivido todo aquello que quisiera vivir.
Corrían tiempos dificiles. No como los que contaban nuestros abuelos, donde la hambruna, la sed y la guerra asediaban por doquier causando dolor y sufrimiento a todos los cohabitantes de mi pequeña ciudad.
Eran tiempos dificiles sin duda. Tiempos donde el amor solo era cuestión de sufrimiento y de duda, donde la revolución alcanzaba más allá de la ideología, donde las personas, en un momento involutivo, miraban hacia atrás.
A mi me consideraban un loco, creía en el verdadero amor. Y por eso, con paso aciago, y a veces cansado de decepción, recorría con vista alegre aquellos recobecos y entresijos que nos da la vida.
Creía que si te regalaban una poesía, o unos versos, el infinito azul se congelaría, y el amor tantas veces ansiado llegaría y un te quiero sería para siempre. Pero la divinidad y locuras de mis actos fue desvaneciéndose hasta perderse en el final. El estio había llegado y aquella tarde ella vestía camiseta verde, pantalón y sandalias. Estaba acompañado por un mozo joven y de buen ver, pero supe cuando nos miramos que algo había nacido en el fondo de mi interior, un extraño amor.
Los días posteriores seguimos hablando, sabíamos que hacíamos el amor con nuestras palabras y nuestros actos, y como dos niños que encienden su primer cigarro a escondidas para convertirse en unos supuestos hombres, fuimos acrecentado misterio y pasión.
Pero los cuerpos son ingratos y al final yacimos al deseo. Recuerdo como fui descubriendo con mis labios, y paso lento cada rincón de su cuerpo. Una extraña sensación de confianza nacía entre nosotros, como si hace tiempo ya fueramos novios o aquello lo llevaramos haciendo toda una vida. Y sin embargo me seguía perdiendo inquieto en cada poro de su cuerpo, en cada pliegue de sus labios, en cada gemido de sus actos. Hicimos el amor aquella vez, con una única intención..no volvernos a ver.
Yo loco de deseo, y de amor ya hacía tiempo me preguntaba que había pasado, que clase de sueño había vivido, que extraña situación había soslayado por breves instantes el indómito secreto de mi desesperanza anterior, y de mi vanidad. Simplemente amor, conduje, mientras mi cerebro negaba, mi corazón abordaba ilusión y esperanza.
Los meses pasaron y fuimos tan solo amantes esperanzados. Cada vez que la miraba, la amaba como si fuera la última vez que la iba a ver, quizá fueran mis fantasmas, quizá tan solo fuera un hálito de aquellas historias pasadas que una vez vivida regresan a la memoria para decirte que siguen ahí.
Llegó el invierno y con él una desazón invadía mi corazón. Llegaba el momento, una difícil elección, dos caminos, yo una senda oscura repleta de enigmas, o una vida sencilla pero vacia de amor. Difícil elección, y más en los tiempos que corrían. En mi corazón se anidaba la esperanza, mientras que en mi mente sabía a ciencia cierta que no existía mujer que por mi apostará, que por mi eligiera, que por mi diera su última carta.
Ella estaba allí, y su última carta fue para mi.
Ella escogió unos entresijos en pro de un amor.
Cuando el desánimo cada día más se apresuraba, cuando la monotonía de los recuerdos llegaba a mi mente, ella y solo ella lanzó un grito airado que robo mi corazón.
Ahora sonrio a la muerte. Un mes apenás me queda con vida, y solo soy un viejo decrepito que rie y sonrie a la vida, igual que a la muerte. Me tomas de la mano, y una vez más me miras como la primera vez me miraste mientras mi corazon late con la misma intensidad del ayer. El 21 de mayo cumpliremos 52 años de casados, y tras todo tipo de regalos que te hecho en esta vida, hoy te volveré a colmar con el más bonito y sincero de todos ellos.
Simplemente te quiero.
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